La inteligencia artificial (IA) es una rama de las ciencias de la computación que estudia el comportamiento racional de seres no vivos. Mediante la IA el hombre intenta reproducir el pensamiento humano mediante una máquina. Surgió en 1950, de la mano de Alan Turing, al exponer la pregunta ¿puede pensar una máquina? y analizarla de una forma específica (1). Desde entonces muchos sistemas informáticos se han desarrollado para múltiples áreas de nuestra vida como el mundo financiero, educación, salud o ventas.
Hasta ahora la IA se ha empleado con diversas funciones. Por ejemplo, en el procesamiento del lenguaje natural. También para reconocer y analizar objetos e imágenes. Otra aplicación es el machine learning, donde el sistema aprende y razona para tomar posteriormente una decisión. Actualmente se están abriendo nuevas áreas como es el data mining, mediante el cual se identifican patrones dentro de una gran cantidad de datos. Otro ejemplo son las redes neuronales, donde se emula la estructura y procesamiento propio de las células del cerebro). También la realidad virtual, algoritmos genéticos (basados en la evolución biológica para la resolución de problemas) o agentes inteligentes (con comportamiento autónomo) son otras aplicaciones de la IA.
En el caso concreto de la IA para aportar soluciones dentro del campo de la medicina y la salud, ha pasado mucho tiempo desde que en los años 70 se creara el sistema Mycin, que ayudaba en el diagnóstico de enfermedades infecciosas en sangre: realizaba razonamientos, se con el usuario (médico) empleando lenguaje natural e incluso proponía tratamientos específicos para cada caso (2).
Desde comienzos del siglo XXI la IA se ha desarrollado exponencialmente con aplicaciones en el campo de la medicina y la salud (3). El uso dentro del campo del análisis de imágenes, donde los sistemas informáticos tienen una mayor capacidad de análisis que el ojo humano, es uno de los más evolucionados. Mediante la realidad aumentada y los robots quirúrgicos diferentes ramas de la medicina han empleado la IA. Otro ejemplo con una importante proyección es en la medicina de precisión, de gran relevancia en oncología, mediante el análisis de la información genética, se dirige a adecuar un tratamiento a las características concretas de un paciente. El uso de dispositivos o sensores tanto llevados con nosotros mismos (wereables) o en diferentes objetos más o menos cotidianos (internet de las cosas) permiten saber en tiempo real cómo nos encontramos desde un punto de vista clínico.
Todo esto lleva parejo un debate sobre los aspectos positivos de mejora en la salud, frente a una injerencia en nuestra privacidad e incluso la supuesta manipulación y mal uso que determinados sectores podrían hacer de toda esta información disponible.
Por todo ello, nos encontramos ante una herramienta que nos va a proporcionar un gran avance en el cuidado de nuestra salud, pero que a su vez nos traerá situaciones complejas y de incertidumbre que requerirán del sentido común de todos los implicados (médicos, científicos, legisladores, pacientes…) para emplearla correctamente y siempre en beneficio del ser humano.
- Turing AM. Computing machinery and intelligence. Mind. 1950;59(236):28.
- Shortliffe E. MYCIN: A Rule-Based Computer Program For Advising Physicians Regarding Antimicrobial Therapy Selection. 1976:739-.
- Gómez-González E, Gómez E, Márquez-Rivas J, Guerrero-Claro M, Fern’andez-Lizaranzu I, Relimpio-López MI, et al. Artificial intelligence in medicine and healthcare: a review and classification of current and near-future applications and their ethical and social Impact. ArXiv. 2020;abs/2001.09778.